El Paso de Hangu es una pequeña ciudad estrecha en dirección este-oeste, situada en un valle. La muralla oriental de la ciudad está conectada con las paredes de tierra apisonada en las montañas del norte y del sur para lograr fines militares defensivos y controlar el tráfico. La carretera central fue construida hace 2.225 años, atraviesa la ciudad en dirección este-oeste, y constituye la única vía por la que se cruza el paso. La parte sur del sitio arqueológico es principal el área residencial donde los arqueólogos han descubierto muchas ruinas arquitectónicas y objetos desenterrados hechos principalmente de cerámica. Entre ellos, las tejas con el carácter “paso” deben contarse como los objetos más representativos encontrados en el sitio arqueológico.
En el año 491 a.C., Laozi, famoso filósofo y pensador chino, renunció a su cargo oficial y partió hacia el oeste desde el Paso de Hangu. El gobernador del paso en ese momento, Yin Xi, miraba hacia el este un día cuando vio una extraña energía púrpura que se elevaba al cielo. Sabiendo que alguien excepcional estaba cruzando el paso, fue personalmente a recibirlo. Resulta que era Laozi montado en un buey de color añil. Yin Xi lo invitó cordialmente a quedarse y escribir un libro para dejar al mundo. Así nació el Tao Te Ching, una obra maestra de cinco mil palabras que ha perdurado hasta nuestros días. Por esta razón, el Paso de Hangu es conocido como “el origen del taoísmo”.